INTRODUCCIÓN

Lo que hoy estamos viviendo con el COVID-19, popularmente conocido como el coronavirus, aunque nos pueda resultar chocante o sorpresivo, ya lo vivió el Valle de Tena (la Bal de Tena) a comienzos del siglo XV aunque con mayor virulencia en el siglo XVII, según los datos de que disponemos. Pudo ser, aunque no hay constancia de ello, que ya en el siglo XIV padecieran de esta enfermedad que asoló Europa. O quizás pudieron tener conocimiento de ella por medio de sus vecinos los bearneses y los navarros. Lo que sí es seguro es que eran conocedores de algunas de las decisiones que había que tomar en el caso de que volviera a aparecer, como más adelante veremos. Y ésta, la peste, sí apareció en el Valle en el siglo XV. De eso sí hay constancia.

Parece, por las fechas en las que se produjeron las sucesivas epidemias,  que cada 100 años, poco más o menos, el valle se veía asolado por una de éstas.

Bien es verdad que el origen de las epidemias, a las que hace referencia el maravilloso texto de Manuel Gómez, no estuvo en el valle. Todas tuvieron otros lugares de origen, por lo que se habla o cuenta de los posibles contagios traídos al valle, probablemente, por los pastores de la tierra llana cuando subían con sus ganados.  La epidemia que más desgracias trajo consigo al Valle  fue la de 1653-54. También es verdad que es la más documentada. Apuntes notariales, libros parroquiales e investigaciones de historiadores han aportado muchos datos que de otras epidemias no se han podido obtener. Faltan muchos datos de Sallent y alrededores ya que el archivo parece que fue quemado hacia el año 1813 por los franceses. Se salvaron los de Panticosa y gracias a ello se disponen de algunos datos.

Durante los siglos XV y XVI las condiciones de vida no fueron nada fáciles para la vida de los y las habitantes del Valle, sobre todo, mirándolo ahora desde una perspectiva de casi seis siglos. Sin tener los medios sanitarios básicos- ni médicos ni hospitales- supieron hacer frente a la situación. Bien es verdad que se buscaron ayudas de médicos y cirujanos, enfermeros y enterradores sobre todo del Bearn francés. También acudieron de Zaragoza e inclusive algún médico de Cataluña. Todos ellos ayudaron a la población a recuperar y mantener la salud. No disponemos de muchos datos sobre las prácticas sanitarias aplicadas en el valle, aunque podemos pensar que serían las mismas o parecidas que las aplicadas en otros lugares. Al menos, algunas medidas fueron muy comunes.

Existe un buen catálogo de medidas expresadas por un médico oscense, el doctor Diego Salvador.  No hay que olvidar que en esa época había muchos y buenos médicos y cirujanos (barberos) en Huesca ya que disponía de una universidad, la Sertoriana.  Aunque el documento es posterior al año de referencia en este capítulo, seguramente algunas de las prácticas para mantener la salud que propone ya se venían ejecutando desde antiguo y otras, indudablemente, fueron muy novedosas.

Este doctor guiándose de su observación propuso estas medidas para la ciudad de Huesca, centro, aunque no origen, de algunas fases de la epidemia:

.-Limpiar la ciudad de los animales muertos, de inmundicia y suciedad.

.-Llevar un registro de las casas donde hubiera enfermos, de su sexo y edad y de la  

  habitación en que moraba.

.-Las casas infectas se purificarían de toda inmundicia, limpiándolas y aireándolas,  

  quemando en ellas romero y sabina, lavando las paredes y regando el suelo con cal viva

  ahogándola en mucha agua. No se podrían habitar durante 40 días.

.-Todo aquello que pudiera conservar el contagio y no  pudiera purificarse como ropas,

    tejidos, colchones, márfegas, madera… debería ser quemado. Para que los pobres no

    guardaran nada por miedo a quedarse sin lo poco que tenían se les daría la misma

    cantidad de ropa u otros enseres que se quemaba. Así lo darían de buena gana

.- Poner todo lo que se pudiera en agua corriente o en colada con cenizas de sarmientos o

   carrasca.

.-Se ha de procurar con mucho cuidado que los pobres no tengan necesidad ni pasen

   hambre. Que no habiten muchas personas en la misma casa y que no haya 

   aglomeraciones de gente.

.-Sería muy útil construir un hospital fuera de la ciudad, donde pudieran acomodarse los

   pobres y tener mucho cuidado con ellos.

.-Para que las instrucciones se cumplan con todo rigor, en las casas infectadas deberán dar

   cuenta de todo lo que sirvió para uso del enfermo. En caso de no manifestarlo y

   enfermar alguno, se quemaría todo incluso la casa.

.-En cada parroquia sería importante que se nombrara a una o varias personas para dar

   aviso en cuanto enfermase alguno para observar de qué enfermedad se trata.

.-Los sirvientes del hospital, en particular los enterradores no deberían comunicarse con

   sus vecinos sin tener vestidos nuevos y se procuraría averiguar si habían escondido ropas

   para su uso o para venderlas.

Termina recomendando que no haya pobres en las calle (evitar la mendicidad) y que se procure echar a los vagabundos.

Asimismo hace constar la poca diligencia que hubo al principio, por no conocer la enfermedad por no quemar y quitar de la casa a los que asistían al contagioso, “que como se hace ahora se execute luego”.

Reflexione el lector-lectora acerca de estas recomendaciones y las compare con las que hoy nos imponen para  esta pandemia. Es un texto del año 1652.

Lo que también hay constancia es de las ermitas o iglesias dedicadas a algunos de los santos protectores contra la peste, siendo las más célebres, por sus festividades, las de San Sebastián en Escarrilla, San Roque en Panticosa y otra en Sallent, en Aguas Limpias.

Otra práctica que se supo que se realizó, aunque no tengamos constancia de la misma en todos los lugares, fue la de destinar edificios o casas grandes a hospitales. Aquí no había conventos para dedicarlos a tal fin. Y así en Sallent de Gállego la Casa del Reyno  fue dedicada a hospital.

Y en el mismo Sallent se dedicó un espacio a cementerio propio, para enterrar a  las personas que murieran a causa de la epidemia, en la otra parte del río, “por donde se cruzaba por  un puente de madera”. Hoy el puente ya no es de madera y la iglesia todavía persiste, aunque el cementerio fue clausurado. El terreno con la ermita es de propiedad privada.

LA EPIDEMIA DE 1450. LA IMPORTANCIA DE ESCARRILLA

Ahora ya centrados en la primera epidemia de peste  podremos comprender por qué fue tan importante Escarrilla.  A la vez podremos seguir con las  analogías de comportamientos sociales y confinamientos  que se tuvieron que adoptar con el fin de preservar, en lo posible, la vida de las personas, con los que se aplican hoy en día.

Retrocedemos al año 1450.

Hacia el mes de junio, estaban reunidas las Cortes en Zaragoza presididas por el rey de Navarra, hermano de Alfonso V, como lugarteniente del reino de Aragón, y los debates se iban alargando, entre otras cosas, por el cómo afrontar la epidemia de peste que les empezaba a asolar. En ese mes de junio comienza a darse una alta mortandad en la ciudad y a causa de  ello los diputados de entonces, que habían acudido a la asamblea de las Cortes, empiezan a huir de la ciudad, algunos para regresar a sus tierras de origen y otros buscando cobijo seguro fuera de la ciudad. A la vista de estas circunstancias, el rey le pide al Justicia que declare terminadas y disueltas las Cortes. El mismo rey de Navarra hace notar que “su residencia en la ciudad es muy peligrosa por la pestilencia”. (1)

Según los datos de la época, parece ser que la peste se extendió con rapidez hacia Huesca. Y debido a esta circunstancia, en fecha del 17 de agosto se reúne la Junta General del Valle  en ESCARRILLA. Recordamos que estamos en el año 1450. Que la rapidez en los desplazamientos no era muy alta ya que se hacía a lomos de caballerías. Pues bien, en dos escasos meses la peste ya se ha extendido por casi todo el territorio. Decíamos que en vista de estos acontecimientos y de cómo llegaban las noticias al valle, reunida la Junta en Escarrilla, se adoptaron urgentes medidas con el fin de aislar la Bal y así evitar el contagio. (2)

Con este fin la Junta General dictó un Estatuto en el que se recogían algunos de los mandatos más urgentes y necesarios  a observar y cumplir por todos los habitantes de la Bal.  Entre ellos destacamos los siguientes:

 Prohibir que ningún habitante del Valle pueda acoger a ninguna persona “hombre ni muller, ni chico ni grant” procedente de cualquier lugar en el que se hubiera declarado la peste : “de doquiere que del mal de la pedimia o de aqueste mal que muert de glandola ni havrá muerto”.

Esta norma era muy estricta. Entendían que era la primera de las conductas a observar, dado que en el valle, todavía no se conocían casos de enfermos de peste. Y con el fin  de que fuera cumplida a rajatabla, diríamos hoy,  por todos los habitantes del valle se concreta todavía más y se establecen sanciones para quien no las cumpla.

Así, en el estatuto que se aprueba, se fija que los tensinos no podían prestar ayuda alguna a fugitivos, ni acogerles bajo cubierto, ni darles posada, ni siquiera ropa bajo pena (o multa) de 100 sueldos jaqueses.(3) Para aquella época eso era una elevadísima cantidad. No era corriente disponer de esas cantidades de moneda de plata.

Aquí en este mandato habría que entender el término fugitivo, no como las personas huidas de la justicia, sino a todas aquellas personas que abandonando  sus casas y propiedades buscaban refugio allá donde no había llegado aún la epidemia, sin diferenciar si eran cercanos, conocidos, familiares o no. Muy dura la norma. También se hacía referencia a los forasteros. Aquí claramente hace referencia a las personas  lejanas, desconocidas, de otros lugares. Se prohibía o vedaba que los forasteros penetraran en el valle.

También para los propios habitantes del valle había normas que cumplir. Y muy estrictas, a saber:

Se prohibía a los tensinos “dentrar en la ciudat de Guesca, ni en otra ciudat, villa o lugar alguno della que tuviera pedimia”.

Y lo mismo en referencia a la actividad del cuidado y mantenimiento del ganado dejan claro que: “Si un montañés se viera en inexcusable necesidad de bajar a la tierra llana, podría hacerlo pero se le prohibía el regreso so la misma multa”.

Recuerde el lector o lectora que la tierra llana era el lugar de trashumancia de los pastores con el ganado en la época de invierno. Y que existía un acuerdo de reciprocidad.

Con el fin de remachar  más el aislamiento que creían necesario, se prohibía, incluso que los vinateros foranos entraran en la comarca. Pero con el fin de no privar a sus convecinos de lo que se consideraba un artículo de primerísima necesidad, los buenos hombres junteros fijaron en el estatuto que estos mercaderes pudieran entrar en el valle hasta el día 24, festividad de San Bartolomé y a partir de entonces  no pudieran subir más allá del puente del Milano(4), sobre el Gállego. Lo que venía a significar que se les permitía pasar más allá de santa Elena, pero no acceder a los núcleos habitados. Y  el primero, subiendo de Biescas, era Polituara. Por eso lo del puente del Milano.

Estas disposiciones tuvieron un carácter de mucha urgencia. El día 17 lunes, como hemos dicho se reúnen en ESCARRILLA y sus preceptos o normas entraron en vigor a los dos días, “el martes o miércoles primero venient”. Hay que recordar que el estatuto, una vez aprobado, había que trasladarlo a los doce pueblos que formaban la Bal(5) que es donde tenía jurisdicción la Junta General y además había que pregonárselo o recitárselo a sus moradores. Para estar hablando del año 1450 todo esto se hizo con una gran rapidez, porque la “pedimia”, es decir la peste, lo requería.

Parece ser que estas medidas de aislamiento y protección del valle, ante esta primera oleada de peste, tuvieron su efecto positivo ya que en los protocolos de los notarios tensinos de aquella época no hay nuevas referencias a esta plaga.

Por lo que podemos entender que, gracias a las medidas tan estrictas de cerrar el valle y protegerse,  el efecto de esta epidemia apenas fue notorio. No ocurrió lo mismo en las siguientes epidemias con sus efectos devastadores para el valle y sobre todo para algunos lugares como Panticosa.

El ESTATUTO DE ESCARRILLA , apenas conocido o quizás ya olvidado, supuso un acuerdo, seguramente no fácil, entre las personas que conformaban la hermandad del valle , que posteriormente pasó a denominarse Junta General,  pero  con sus medidas duras de aislamiento y su aplicación bajo fuerte sanción, que diríamos hoy, sirvió  para proteger al valle de la peste. Bien es verdad que en los siglos venideros XVI y XVII, la peste ya no se pudo controlar tan eficazmente y los esfuerzos se dirigieron a contratar médicos, cirujanos y enterradores de fuera, porque era personal sanitario de primera necesidad y no había.

Ya no fue lo mismo y la peste, también en el Valle, comenzó sus estragos, como veremos en los siguientes capítulos.

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(1) ZURITA, Jerónimo: Anales de Aragón, Libro XV cap. 59. Edición Canellas López. Zaragoza 1975

(2) Apéndice documental

(3) La moneda aragonesa: La libra jaquesa equivalía a 20 sueldos en monedas de plata.

(4) El puente de Milano se encontraba en un estrechamiento como a unos 100 m. río abajo del núcleo, hoy deshabitado, de Polituara. Todavía queda algún resto de él. Y hoy hay un puente tibetano.

(5) Los doce pueblos que conformaban la Bal de Tena por aquellas fechas agrupados en quiñones: Sallent y  Lanuza (quiñón de Sallent), Panticosa, Hoz, El Pueyo y Exena (quiñón de Panticosa), Escarrilla, Sandiniés, Tramacastilla, Búbal (con el núcleo de Polituara), Piedrafita y  Saqués (el de la Partacua). A estos últimos se unían la pardina de La Artosa-hoy bajo el pantano de Búbal- y la de Estarluengo (?). Exena desapareció en el siglo XVI y Búbal, Polituara y Saqués fueron afectadas por el embalse de Búbal.

BIBLIOGRAFIA

Gómez de Valenzuela, Manuel: “El Valle de Tena y las pestes de 1450, 1564-65 y 1653-54”

.Gómez de Valenzuela, Manuel: “Documentos del valle de Tena  siglos XIV y XV”. Zaragoza 1992

Balaguer,  Federico: “Médicos y medicinas en la Huesca de 1651”.                        

                                   

LA JUNTA DEL VALLE DE TENA DICTA UN ESTATUTO PARA DEFENDER  EL VALLE CONTRA LA PESTE DE HUESCA

Statuto ordenado por la Junta

                Die Lunes, XVII Augusti, en el lugar d’Escarriella. Que plegada Junta e Concelho de toda la tierra en el lugar de Scarriella, de voluntad del Lugarteniente de Justicia e de toda la tierra que alí fue plegada de cada un lugar, todos concordes e alguno non discrepant e discordant, ante de nuestra cierta scientia fueron compusydos e ordinados los infrascriptos capitoles:

PRIMERAMENT: Statuimos e ordenamos que bezino ni habitador de ningún lugar de la dita Bal que no sia tenido colir ni cuelliga paladinament ni escondida a ningún hombre ni muller, chico ni grant en su casa de doquiere que del mal de la pedimia o de aqueste mal que muert de glandola ni habrá muerto, que tal o tales que possada o ropa lis dará ni en su casa los collirá ni en cubierto ninguno suyo, que pague o paguen dee pena por cada una vegada que los acollirá cient sueldos jaqueses, la qual pena se faga tres partes, las dos de la Bal, la III del Senyor Rey, la qual puedan diputar el Justicia e Jurados que los executará.

ITEM statuimos e ordenamos a que ningún bezino ni habitador de los de la Bal de Thena no sia tan hosado dentrar en la Ciutat de Guesca, ni en otra Ciutat, Villa ni lugar alguno de aquelha que tuviera pedimia, sino sia que por via o justicia sia clamado que no pueda scusar e aquesto del martes o miércoles primero venient adelant e dallí adelant que el sábado primero venient que venidos serán que no puedan tornar ni tornen allí ni otro lugar do pedimia haurá. Et aquesto dius pena de cient sueldos por cada qui irá, etc.

ITEM, statuimos e ordinamos que ninguno de la Val no pueda acollir en su casa ni en cubierto vinatero forano, dius la dita pena, sino que él se la vaya a misurar de puent de Milano en ta yuso, daquí a el día de Sant Bartolomeu que sia benido, que sia requerida carta pública, etc, et que luego sia loada la pena daquello qui el Justicia fará e que las exsecutyr  las penas la sentencia qui en la pena será dada requiriendo carta pública por requesta.

Testigos: don Joan de la Casa e don Beltrán de Ferrer

Et si un quinyón dará persona ni singular de aquel que los ditos quinyones las puedan exsecutar.

1450-agosto- 17                                                                        ESCARRILLA

Protocolo de Martín Pérez de Escuer

Archivo de Casa Lucas (Panticosa)